Priscila siempre ha sido una chica muy luchadora en la jungla urbana en la que la sociedad nos movemos. Desde muy pequeña, tuvo que sobrevivir a diferentes contratiempos que la vida la deparó(familiares, económicos...). Pero siempre ha sabido salir adelante.
Casi toda su época de estudiante la ha tenido que combinar con trabajos eventuales, para así poder pagarse los estudios. A pesar de ello ha conseguido una carrera (con erasmus incluido) y un máster. En todos aquellos años ha trabajado: cuidando niños, vendimiando, fregando platos en un restaurante....
Un amigo suyo de facultad nunca podrá olvidar aquella frase que Priscila solía decir a la salida de clase: "Vamos a dar una vuelta y te invito a unas pipas".Una de las mayores cualidades que podemos destacar de ella es su calidad humana. Siempre preocupándose por la gente que la rodea, escuchando, intentando ayudar como sea, sacrificando su tiempo, dinero o lo que haga falta.
Aunque lo que mejor se la da es reirse y hacer reir a los que la rodean, nadie puede estar un minuto seguido con Priscila y no soltar una carcajada.
Muchas épocas de su vida (o casi toda ella) ha colaborado con ONGs, porque una de las cosas que Priscila no soporta es la injusticia. Ha repartido jeringuillas en barrios marginales, ha dado charlas para ayudar a gente desfavorecida, ha viajado a países tercermundistas...
Actualmente, Priscila, está en un puesto de trabajo que la permite relacionarse con mucha gente, ir de acá para allá y, aunque a ella no la haga mucha gracia, llevar unos tacones y un traje para dar "cierta imagen".
Como no podía ser de otra forma, esto lo combina con un voluntariado. A eso de las 20:00 horas, se pone sus pantalones de pana, su chaqueta de lana y sus zapatillas, coge su bici y se va a visitar a muchos de los indigentes de su ciudad. Va con otros 3 compañeros de ONG.
Con la excusa de llevar un termo con café, les ayudan en lo que pueden, les proporcionan mantas, les intentan buscar algo de trabajo con lo que sacarse unos euros, un lugar caliente donde pasar la noche o simplemente hablan con ellos (para ellos es la única conversación coherente que tienen en el día).
Priscila odia que, a veces, se cruce con gente con la que tiene que trabajar a diario, y se la queden mirando con "cara de desprecio" como pensando: ¿esta es la que hace tratos con nosotros?.
Pero lo que Priscila nunca llegará a entender es, como una persona le está contando que se está muriendo de frio y de hambre y por detrás suyo pase un notario, con su mujer (con su abrigo de piel) paseando un caniche.
GRACIAS "PRISCILA" POR HABERME HECHO VER LA VIDA DE OTRA MANERA
6 comentarios:
Gran Priscila. Ojalá hubiera mucha gente así.
La verdad que sí David, hay pocas Priscilas por ahí.
gracias alberto
salud
estas con ellos o con nostors?
Al infierno vamos todos juntos.
Conocí a Priscila hace unos meses. Me impactó su carácter, que surgió entre cervezas en un bar Australiano. Sigue tu camino, Priscila, sigue tu camino.
Hay un hecho realmente curioso y es que tanto el relato de Priscila como el de "El mendigo Segis" se han producido casi al tiempo. Esta claro que algo esta cambiando en esta sociedad y sobre todo en nuestras mentes y la empatia se va haciendo un hueco en esta mundo tan lleno de indiferencia.
Hola David...la música que buscabas en mi blog , era de VANGELIS(Oxigeno).
Y por cierto , si el mundo es aún habitable es gracias a las Priscilas o a otros como ella que saben que la utopía es lo que nos hace caminar y que algún día la equidad en el mundo será una realidad.
Un abrazo
Tere Marin
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