El insólito viaje

Eran las "fiestas de mayo" del pueblo. Ese año siempre quedabamos, antes de salir por la noche, Gonza, L.M. (hay que preservar la idéntidad por precaución) y yo. El primer día, al cruzar la plaza, encontramos a un conocido, que a pesar de no ser del pueblo, era muy célebre entre todos los caucenses por su frecuentes visitas a nuestras fiestas. Este bigotudo simpático llamó nuestra atención. Al dirigirnos hacia él nos señaló un coche que se había comprado, era un "volvo no se qué" y lo más curioso era que salía una pantalla del salpicadero y se podía ver la tele. No sé si ahora esto es muy normal pero hace 10 años nos llamaba mucho la atención. Nos dijo que montaramos y que le echaramos un vistazo.. sin pensarlo dos veces nos montamos y empezamos a tocar todo hasta que el hombre nos regañó y nos echo de aquel flamante coche.

Al día siguiente se repitió la misma historia, le dijimos que ya le habiamos visto, pero el bigotes, siempre en un estado de embriaguez considerable, parecía que nos hacía un favor "dándonos permiso" para poder ver su coche, a si que volvimos a montar, tocar todo, abrir cualquier cosa, hasta que se cabreó y nos volvió a echar de allí..

El tercer día más de lo mismo. No estabamos dispuestos a montar pero pasaban por allí nuestra amiga Leyre con su hermana Estibaliz y nos montamos los 5 para hacer un poco el bobo. Ya conociamos el coche como si fuera nuestro. L.M. se montó en el asiento del conductor, dio la vuelta a la llave y arrancó. Todos miramos a ver si el bigotudo se había dado cuenta pero estaba entretenido con su cubata en la mano y hablando con unas chicas. De repente L.M. metió la marcha atrás y aceleró, muy lentamente comenzó a dar vueltas por la plaza hasta que salió de ella. Fuimos por muchas calles del pueblo, en primera, con la música a tope. Supongo que por la edad (unos 19 años), no pensabamos en las consecuencias de aquello que estabamos haciendo. Simplemente ibamos escojonados de la risa y curioseando por el coche. La gente se nos quedaba mirando y no entendía como andabamos con ese cochazo, a 5 por hora y con música clásica a todo volumen. Así estuvimos una hora.

Llegó la hora de volver a la plaza, comenzabamos a darnos cuenta de que se podría haber liado al darse cuenta aquel hombre de que su coche había desaparecido. ¿qué habría ocurrido durante todo ese tiempo?. No sé por que, cuando ibamos por una de las calles que entraban a la plaza, L.M. nos dijo que nos bajaramos todos, que él se encargaba de todo. A si que eso hicimos, nos bajamos y nos dirigimos hacia la plaza andando. Nunca olvidaré la imagen de L.M. entrando en la plaza llena de gente, que se iba apartando, y aparcando aquel cochazo como si no pasará nada. Un familiar suyo lo vio y se apercibió de los nervios del dueño y de como estaba esperando a que L.M. saliera para abalanzarse sobre él, a si que agarró al bigotudo mientras nos decía que nos fuesemos de allí.
Tranquilamente, L.M. se bajó nos miró y dijó: "¿no quería que vieramos su coche? hala! que vuelva a por otra".