jueves, 1 de enero de 2009

SIEMPRE SE LAS DABAN CON QUESO

Alfred, siempre ha sido un chico sencillo, al que, basicamente, le gusta relacionarse con la gente, la música y la fiesta. Nunca falla en las noches de fiesta, siempre te le puedes encontrar en cualquier bar de copas, con su chato y manteniendo una conversación interesante.

Hace poco, soltó por su boca un par de anécdotas, las cuales no pude dejar pasar por alto y rapidamente pensé que tenía que plasmarlas en el blog. A pesar de que son curiosas y divertidas, la forma suya de contarlas fue lo que hizo más gracia, pero bueno ahí van:

Alfred de pequeño siempre se había interesado por el deporte, sobretodo por el futbol. Siempre participaba en torneos escolares y en los recreos de la escuela le gustaba sudar la gota gorda. Cierto verano, el club deportivo de su pueblo decidió crear un equipo de juveniles a lo que Alfred no pudo decir que no.
Unos 20 chicos se apuntaron para formar parte del equipo.
Antes de comenzar la temporada todos ellos tenían que pasar un reconocimiento médico, para ver que tal andaban fisicamente.
Una buena mañana Alfred se presentó a dicho reconocimiento. Todo lo tenía en perfecto estado, excepto las pulsaciones. El médico detectó que tenía una alta frecuencia de pulsaciones por minuto. Asi transcurrió la conversación Alfred-médico:

Médico: veo que tienes muchas pulsaciones por minuto, esto no es bueno para hacer el deporte.

Alfred: puffff y que se puede hacer?? mi sueño en formar parte de este equipo.

Médico: de que puesto vas a jugar? tienes que correr mucho??

Alfred: de centrocampista.

Médico: bueno, pues lo que hago es poner aquí que vas a jugar de portero y así no te pondrán problema para jugar. Tú no corras mucho y ya está.

Alfred, estupefacto ante este diagnóstico, cogió el informe y salió de la consulta. No sabía que pensar, si había sido una broma, si podía jugar en el equipo, si tenía que decir al entrenador que si podía jugar de portero....

Lo que hizo fue presentarse a los entrenamientos, el entrenador le colocó en su posición natural en el campo, en el centro por la derecha.
Alfred duró 2 entrenamientos, el segundo lo tuvo que dejar a la mitad e irse para casa con el recado.

Alfred siguió con su vida y cuando llegó a cierta edad se puso a buscar trabajo. Encontró uno en el cual tenía que ir "de acá palla", visitando lugares de hostelería sobretodo.
Debido a que Alfred caía bien a la gente, siempre que entraba en un establecimiento, sino era el dueño siempre había alguien en la barra que le proponía:

"Alfred tómate un café conmigo"

Esta frase siempre se la encontraba Alfred en los sitios donde iba. Debido a su inexperiencia de los primeros días, Alfred se lo tomaba en serio y en todos los sitios se tomaba un café con aquellas simpáticas personas que le invitaban a charlar un rato.

Al final del día Alfred llegaba con 10 ó 12 cafés en el cuerpo, llegaba exaltado, excitado y como con ganas de hacer cosas.
Preguntaba a su madre "¿que hay de cena?" con un volumen altísimo. Iba de un lado para otro como bailando. La cena se la pasaba hablando sin parar, contando sus historias del día, todo esto gritando. A eso de las 0:00 se metía en la cama para dormir sus 8 horas de rigor. Alfred no podía dormir, era imposible en su cabeza solo sonaba BOOM!!! BOOM!!! BOOM !!!! VAMOS NENG!!!!! BOOOM!!! BOOOOMMM!!!! BOOOMM!!!! VAMOOSSS NENGG!!!!! así, por lo menos, 3 horas en la cama metido.

A la primera semana de trabajo, Alfred aprendió que la frase "tómate un café conmigo" no se la tenía que tomar al pie de la letra y podía pedir otro tipo de bebidas. A si que se aficionó al zumo de piña.

CONCLUSIONES Y REFLEXIONES:

¿que opinais de la actitud que tuvo el médico con Alfred en el reconocimiento? ¿Creeis que pudo ser peligroso que permitiera a Alfred jugar?

Creo que Alfred, en la segunda anécdota, la vida le dio una lección: ¿suele pasar en la vida real ó son peculiaridades de Alfred?